La antropóloga y licenciada en comunicación Paula Sibilia, autora de “La intimidad como espectáculo” reflexiona sobre el show del yo, esta necesidad, moda o pulsión contemporánea de ser visto para existir. Un libro que tiene el mérito de profundizar el análisis sobre un diagnóstico compartido.
“Ese mandato de visibilidad que hasta hace unos años era la condición de celebridad de actores y personajes mediáticos, se hizo extensivo al hombre común: ahora todos –o al menos la parte del mundo que tiene acceso a la tecnología– necesitamos mostrarnos para confirmar nuestra existencia. De ahí el éxito de la web 2.0 con sus blogs, fotologs, YouTube, My Space y Facebook, canales que permiten “espectaculizar la vida”, sostiene Sibilia en una entrevista en crítica digital .
La autora analiza este fenómeno desde los conceptos que plantea Deleuze (actualizando a Foucault), en “Postdata” sobre las sociedades de control, donde exhorta a los jóvenes a descubrir para qué se los usa.
“Yo creo que los jóvenes no son un bloque homogéneo y que muchos tienen conciencia. A algunos les gusta y otros resisten. Lo que describo en el libro es más que nada la tendencia hegemónica: los poderes oficiales tienen necesidad de esos cuerpos que no cuestionan. Y cada vez es más difícil resistir porque el capitalismo se alimenta de las resistencias. Las glamoriza y las transforma en mercadería.Por eso queremos ser personajes, porque si nadie nos ve, capaz que no existimos.”
El libro indaga sobre la creciente exhibición de la intimidad en Internet, la megalomanía , la excentricidad y la hipertrofia del yo que a veces alcanza el paroxismo.
Cita el ejemplo de la revista Time, que en la elección de la “personalidad del año”, a fines del año 2006 incluye en la tapa un espejo e invitaba a los lectores a que se contemplasen, como Narcisos satisfechos de ver sus personalidades. "Ocurre que usted y yo, todos nosotros, estamos transformando la era de la información”, “la hora de los amateurs”. Por todo eso, entonces, “por tomar las redes de los medios globales, por forjar la nueva democracia digital, por trabajar gratis y superar a los profesionales en su propio juego, la personalidad del año de Time es usted”, afirmaba la revista.
Para muchos la web 2.0 constituye la reivindicación de todos los comunes habitantes, de lo pequeño y lo cotidiano. Para otros es la oportunidad de la gran democratización de voces y del trabajo colaborativo. Pero también sabemos que las potencialidades de las redes digitales están sujetas a los tentáculos del mercado.
“Ese mandato de visibilidad que hasta hace unos años era la condición de celebridad de actores y personajes mediáticos, se hizo extensivo al hombre común: ahora todos –o al menos la parte del mundo que tiene acceso a la tecnología– necesitamos mostrarnos para confirmar nuestra existencia. De ahí el éxito de la web 2.0 con sus blogs, fotologs, YouTube, My Space y Facebook, canales que permiten “espectaculizar la vida”, sostiene Sibilia en una entrevista en crítica digital .
La autora analiza este fenómeno desde los conceptos que plantea Deleuze (actualizando a Foucault), en “Postdata” sobre las sociedades de control, donde exhorta a los jóvenes a descubrir para qué se los usa.
“Yo creo que los jóvenes no son un bloque homogéneo y que muchos tienen conciencia. A algunos les gusta y otros resisten. Lo que describo en el libro es más que nada la tendencia hegemónica: los poderes oficiales tienen necesidad de esos cuerpos que no cuestionan. Y cada vez es más difícil resistir porque el capitalismo se alimenta de las resistencias. Las glamoriza y las transforma en mercadería.Por eso queremos ser personajes, porque si nadie nos ve, capaz que no existimos.”
El libro indaga sobre la creciente exhibición de la intimidad en Internet, la megalomanía , la excentricidad y la hipertrofia del yo que a veces alcanza el paroxismo.
Cita el ejemplo de la revista Time, que en la elección de la “personalidad del año”, a fines del año 2006 incluye en la tapa un espejo e invitaba a los lectores a que se contemplasen, como Narcisos satisfechos de ver sus personalidades. "Ocurre que usted y yo, todos nosotros, estamos transformando la era de la información”, “la hora de los amateurs”. Por todo eso, entonces, “por tomar las redes de los medios globales, por forjar la nueva democracia digital, por trabajar gratis y superar a los profesionales en su propio juego, la personalidad del año de Time es usted”, afirmaba la revista.
Para muchos la web 2.0 constituye la reivindicación de todos los comunes habitantes, de lo pequeño y lo cotidiano. Para otros es la oportunidad de la gran democratización de voces y del trabajo colaborativo. Pero también sabemos que las potencialidades de las redes digitales están sujetas a los tentáculos del mercado.
Quizás, mientras embriagamos nuestro “yo” en las aguas vanidosas de la web 2.0, el mercado se deleite con nosotros como el Narciso de Oscar Wilde.
Tal como ocurre con otros fenómenos socioculturales complejos estamos frente al elefante del relato tradicional : diremos lo que la cosa es según la parte que palpemos.
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